Esta semana circuló un video, donde un personaje descubrió algo inédito: los políticos se sientan a desayunar. Las pasiones encendidas, que seguro despertó José Luis Aguilera en este hombre, hicieron que su documento, que intentó colar como de carácter periodístico, quedara como un mal capítulo de Cheeters.
Quizás el señor Payán, no sabe que los políticos se reúnen sin importar sus colores. Comen, se «Whatsappean«, e incluso, llegan a ser amigos. Portar colores diferentes no es sinónimo de enemistad.
Un texto del Maestro José Emilio Pacheco que me encanta, es El Principio del Placer. Les voy a compartir un párrafo, que describe a la perfección, este penoso suceso:
«Al volver la vista quedé paralizado: eran Bill Montenegro y El Verdugo Rojo -sin máscara pero lo reconocí por su estatura. ¿De modo que también la lucha libre es mentira y los enemigos mortales del ring son como hermanos en la vida privada?
No se molestaron en mirar al idiota que estuvo a punto de ser linchado por culpa suya.»
En efecto, el Señor Payán se vio muy ingenuo y nunca se preguntó algo importante: ¿esta reunión es noticia? Desde el punto de vista periodístico no lo hay, sólo lo que malamente intenta hacer pasar por noticia. Aquí no hay chacaleo, sino una interrupción que incomoda, no por la reunión como tal, sino por el nivel de acoso.
Por cierto, lo privado se trata en privado, no un café de Bernardo Quintana. Creo que el señor para la otra, tendrá que disfrazarse de mesero en los salones privados de conocidos restaurantes de tradición, para que ahí sí nos ofrezca una primicia.
La política es un Partit de Costellada. La traducción al castellano sería como un “partidito” que se hace durante una carne asada; informal, entre amigos. Así es la política.