Morena, el partido que se dice ser el defensor de la igualdad y la justicia social, ha mostrado una vez más su incongruencia y su falta de compromiso con las mujeres en el Estado de Querétaro. A pesar de que el 52% de la población queretana es femenina, Morena no ha impulsado ninguna candidatura de mujer al senado, dejando este espacio a los intereses personales y grupales de los hombres que controlan el partido.
La dirigente estatal de Morena, Rufina Benítez Estrada, quien fue electa en agosto de 2022 con el apoyo del senador Gilberto Herrera, no ha hecho nada para promover la participación política de las mujeres morenistas, ni para garantizar la paridad de género en las candidaturas. Por el contrario, se ha limitado a seguir las órdenes de quien parece ser su padrino político, quien ya se perfila como el candidato a la reelección al senado por Morena.
Así, Morena le cierra las puertas a las mujeres que han luchado por la transformación del país desde este movimiento, como Andrea Tovar (quien ha resultado ser la única diputada no panista qué ha tenido discurso de real oposición), Paloma Arce (a quien únicamente quieren promover como alcaldesa) o Rosy Sinecio (quien se destapó en tiempos electorales y podría ser acreedora a multas), mismas que han demostrado su capacidad y su trabajo en favor de las causas sociales, pero han sido ignoradas por la dirigencia estatal y nacional de Morena, que prefieren apostar por los mismos hombres de siempre.
Morena le falla a las mujeres queretanas, que merecen tener una representación digna y plural en el senado. Morena le falla a la democracia, que exige una renovación y una alternancia en el poder. Morena le falla a su propio proyecto, que se basa en el principio de no mentir, no robar y no traicionar al pueblo. Morena debe rectificar su rumbo y abrir espacios a las mujeres, o de lo contrario perderá la confianza y el apoyo de la ciudadanía.
Bill Money