¿Desaceleración o crecimiento en el 2024?

Isaac Jiménez

Recientemente nos enteramos de que la CONCAMIN preveía, de acuerdo con sus fuentes, un crecimiento de México de 2% del PIB. Cuando para los Estados Unidos se prevé, según sus fuentes, solo 1%.

A partir del cerca del 3.2% que se prevé que sea el crecimiento para nuestro país según varios analistas institucionales y organismos internacionales, y el siguiente año del 2%, podríamos preguntarnos ¿De dónde? Y luego, ¿Cuánto durará? ¿Será un crecimiento sostenido?

Lamentablemente es previsible que no. En ausencia de un verdadero motor del crecimiento, ya fuera a partir de la inversión o del consumo, o de las exportaciones, petroleras o no, en realidad no existe. 

Lo que en realidad está sucediendo es que el crecimiento importante en el PIB se está teniendo gracias a los volúmenes de inversión pública que se están concretando para terminar las obras insignia de la presente administración federal. El AIFA, un aeropuerto al que le tienen que enviar clientela de manera forzada; La refinería que no refina, el tren Maya de más de 500 kilómetros que solo funcionará para menos de 50 y así…

Además, el consumo orientado por la gran cantidad de transferencias por subsidios que hace el gobierno federal, como: las pensiones no contributivas, los demás subsidios y transferencias, como Sembrando vida, Jóvenes construyendo el futuro, Programa de becas de educación básica, Beca universal para el Bienestar Benito Juárez de Educación Media Superior y Superior, Programa para el bienestar de niñas y niños hijos de madres trabajadoras, La escuela es nuestra, y otros, que en total suman cerca del 68% de las pensiones no contributivas, que si bien cumplen una función social valiosa, no están sustentandas en la obtención de valor agregado en términos económicos y los cuales sufre embates continuos de la inflación y por ende de la reducción de su poder adquisitivo oroginalmente planteado.

Pero la estrella, por supuesto, es el Nearshoring; que cayó “del cielo” y que ha estado llegando a nuestro país a pesar de que solamente se le ha favorecido tímidamente a nivel central, e incluso se le ha dificultado su llegada, como ha habido sonados casos. Esta Inversión extranjera, que se ha ido estableciendo en México por causas que nada han tenido que ver con una política nacional es lo que ha ido apuntalando el crecimiento.

De lo anterior, es visible que no existe nacionalmente un verdadero motor de crecimiento sostenido. Incluso hablar del 3.5% del crecimiento del PIB mexicano en el 2023 nos ubicaría en términos del PIB per cápita en apenas 1.25% por debajo de los niveles del 2018.

Hablar del 2% para el 2024 es hablar de la desaceleración del crecimiento, pero con menor facilidad para venderle a nuestro principal socio comercial, y con un déficit público como no se había visto en muchos años. Sin duda, todavía falta mucho por hacer y principalmente una reorientación de la política económica.