El fenómeno Xóchitl Gálvez es sin duda una esperanza, un rayo de luz en la oscuridad para la oposición. Sin embargo, en la opinión de este servidor, la luz se enfocó en la oscuridad equivocada. 

La Senadora de la República era la candidata natural de la alianza teniendo siendo la favorita en las internas sobre Sandra Cuevas, Santiago Taboada o Adrián Ruvalcaba, además de encabezar las encuestas y preferencias por la Jefatura de la Ciudad de México, sobre los perfiles de Morena. 

Pero, ¿en qué momento la Senadora cambió de rumbo? Simple, cuando el Presidente López Obrador supo que la Ciudad de México estaba perdida, en ese momento tomo la decisión de él comenzar a subir a la Senadora a las mañeras y por ende a las encuestas.

Lo que el Presidente y su equipo no planearon fue el efecto “espuma” que genero la «Xochitlmanía», que, en efecto, acortó distancia en el tema de preferencia y ha dado golpes fuertes sobre la mesa, en materia legal. 

Hoy vemos a una Xóchitl fuerte, decidida, con ganas pero aún con 10 – 15 puntos debajo de las dos Corcholatas fuertes de Morena. 

El tiempo y el electorado lo dirán, pero aquí lo decimos de FRENTE: puede ser que la candidatura presidencial de la Senadora Xóchiltl sea una doble derrota para la alianza, al quitarla de la contienda por la jefatura y subirla a la presidencial.